Extracto:Honduras cerró noviembre de 2025 con un flujo récord de divisas que fortalece el tipo de cambio, impulsa el consumo y mejora las perspectivas económicas para 2026. Conoce cómo este logro impacta el nivel de vida y la estabilidad financiera del país.

Economía hondureña recoge los frutos del “boom” de divisas: claves para el nivel de vida, inflación y 2026
La economía de Honduras vive un momento de optimismo: al 30 de noviembre de 2025, el Banco Central de Honduras (BCH) reportó que el país canalizó USD 18,257.2 millones en divisas, superando en USD 1,608.2 millones el monto del mismo periodo en 2024.
Este caudal histórico fue impulsado sobre todo por el fuerte aumento en las remesas familiares —que alcanzaron USD 11,105.4 millones, con un alza interanual cercana al 25 %— y por el repunte en las exportaciones, especialmente de café, que generaron USD 1,821.5 millones (un salto del 89 % frente a 2024).
El inmediato beneficio de este flujo de divisas se traduce en una mejor estabilidad del mercado cambiario. Durante noviembre, las subastas de divisas adjudicaron cerca del 100 % del monto ofertado, lo que evidencia una liquidez suficiente para satisfacer la demanda y reducir la volatilidad del tipo de cambio.
Más dólares disponibles significan menores costos para importar insumos, productos terminados o maquinaria —lo que puede moderar los precios de bienes importados y frenar presiones inflacionarias ligadas al dólar. Esto favorece tanto al sector productivo como al consumidor, al apuntalar la estabilidad del lempira.
Para los hogares hondureños, un flujo alto de remesas representa un alivio real: más ingresos disponibles para consumo, salud, educación o inversión en vivienda, lo que puede elevar el nivel de vida de muchas familias, especialmente aquellas dependientes de los envíos del exterior.
Este entorno también crea una ventana de oportunidad para 2026. Si los envíos del exterior y las exportaciones se mantienen sólidos, Honduras podría consolidar un ciclo de recuperación con tipos de cambio estables, inflación contenida y mayor actividad económica. Sectores como comercio, manufactura, agroindustria, construcción, servicios y consumo interno podrían beneficiarse directamente.
Pero este panorama positivo no está exento de riesgos. La economía hondureña depende en gran medida de remesas y de commodities como el café, lo que la deja expuesta a variaciones externas: cambios en las condiciones laborales del exterior, reformas migratorias, fluctuaciones en los precios internacionales del café o choques externos que restrinjan los envíos.
Además, si la demanda interna se reactiva sin un aumento proporcional en la oferta local, podría generarse presión sobre precios internos —especialmente en alimentos, vivienda o servicios— lo que moderaría parte del beneficio esperado para los hogares.
Por ello, es clave que las autoridades y el sector privado aprovechen estos ingresos para fortalecer las reservas internacionales, promover inversiones en producción local, mejorar infraestructura y diversificar la economía. Así, las divisas no solo sirvan para consumo inmediato, sino para consolidar un desarrollo sostenible que reduzca la dependencia de remesas o exportaciones sensibles a los vaivenes globales.
Conclsión.
El récord histórico de divisas al cierre de noviembre 2025 abre una ventana de oportunidades para mejorar el bienestar, estabilizar precios y sentar las bases de un crecimiento más sólido en Honduras —si se gestiona con prudencia, políticas inteligentes y visión de largo plazo.
